La moda chilena vive, hace unos años, un vertiginoso proceso de crecimiento y búsqueda de su identidad. En este camino hay un importante número de marcas que no sólo desean crear con los ojos puestos en lo local, sino también aspiran a desarrollar una cadena de valor, donde el respeto por el medio ambiente y de quienes participan en ella, son el eje. Pero ¿cómo podríamos caracterizar la escena de la moda de autor sustentable chilena? Hoy lo esbozamos.

Dime cómo creas y te diré quién eres

En la industria local, la creación de moda sustentable está vista desde diversos ángulos. Algunos la identifican con la materialidad, otros con los procesos productos y/o la mano de obra. Si bien hay muchas marcas que intentan abarcar todos los posibles impactos que podrían tener la confección de sus prendas, no existen aún etiquetas certificadas como eco en cada una de estas etapas.

Entonces ¿cómo reconocerlas?, sus declaraciones de principios nos entregan las claves:

1- Opción por materiales eco: la mayoría de estas marcas adscriben la idea de producir con algodones certificados, telas de depósito (saldos de otras décadas), retazos textiles y/u otros materiales naturales de bajo impacto ambiental. Un ejemplo de ellas: Bazar La Pasión de Carola Arias cuya última colección fue desarrollada con saldos históricos de una fábrica textil chilena ya desaparecida; y quien en otras temporadas también se ha circunscrito a la categoría siguiente (upciclying).

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2- Opción por la reutilización y/o upciclying: en este grupo encontramos a etiquetas que utilizan como principal material ropa usada y/o otras materias textiles que no fueron creadas para el vestir, pero que resignifican a través de nuevos usos. Entre los cultores de este arte encontramos a 12-na/Doceñada de Mariano Breccia y Mechi Martínez, quienes desarrollan prendas a partir de ropa usada que deconstruyen y despojan de su uso tradicional.

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3- “Cero basura”: algunas marcas además de la utilización de cierto tipo de telas más “eco”, también están tratando de minimizar la basura de sus procesos productivos. Para ello, por ejemplo, están utilizando técnicas textiles que les permiten maximizar el uso de la tela. La marca Berlinda Cárdenas de Navia Escobar, se inserta en este grupo, ya que genera piezas utilizando el origami como técnica de construcción minimizando los residuos.

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4- Comercio justo: en la escena local hay marcas que se han enfocado en cuidar ante todo a quienes participan de su cadena de valor. Para ello crean desde la mirada del comercio justo, que supone pagar “lo justo” a quienes participan de la creación de sus prendas. Además en algunos casos, ven el diseño como un vehículo de la reinserción y promoción social, creando procesos colaborativos con diferentes grupos vulnerables de la sociedad. En esta línea encontramos a Minka de Ignacia Nuñez, Arte Origen de Daniela Acuña-Lang, y Pitti Palacios, sólo por nombrar algunas.

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Un aspecto que hay que tener claro es que muchas marcas pueden participar de más de un punto de esta categorización, sin embargo, este ejercicio resulta útil para visualizar de que forma están entendiendo la “creación de moda sustentable” desde la escena de autor local.

¿Conoces algunas de estas marcas? ¿Qué te parecen sus opciones sustentables?

Foto principal: Bazar La Pasión

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