Por el equipo Slow Fashion Next.

Imagen de Portada: Tienda de H&M en Nueva York. Imagen vía Craig Barritt.

Hay una probabilidad bastante alta de que la camiseta que lleves esté hecha con árboles antiguos y en peligro de extinción. A continuación, te contamos sobre este hecho a través del artículo escrito por Betsy Andrews.

Una noche antes del Día de San Valentín, el Victoria’s Secret de Herald Square de Manhattan estaba plagado de flechas rosas de Cupido. Los visitantes de todo el mundo estaban comprando su ropa interior. Una joven turista japonesa llamada Ayano cogió un par de pantalones de pijama negros con diminutos corazones blancos impresos cuya etiqueta decía “40% modal”. Ella se sorprendió cuando le dije que los pantalones que estaba pensando comprar fueron hechos de árboles.

Y no sólo de árboles, sino de los árboles que habían vivido durante cientos de años en antiguos bosques y que ahora estaban en peligro de extinción. Son esos árboles los que L Brands, propietaria de Victoria’s Secret, Henri Bendel, Bath &Body Works, Pink y La Senza, esperan salvar al recurrir a lo que se ha llamado como “rainforest-free”. El conglomerado de 10,7 mil millones de dólares se encuentra entre las empresas de ropa más recientes a comprometerse a deshacerse de tejidos hechos de árboles de edad avanzada en sus cadenas de suministro.

Al igual que Ayano, la mayoría de los consumidores no tienen idea de qué es el rayón, el modal o la viscosa –las telas sedosas y lisas que dan cuerpo a sus prendas- son celulosa. Para crearlas, la madera se mezcla con productos químicos y se tritura en una instalación denominada molino de pasta de disolución. La pulpa es tratada con más productos químicos y forzada a través de una extrusora llamada hilera que dispara las fibras que pueden ser hiladas en la tela.

Es un proceso derrochador; el 65% de del árbol termina siendo un producto. Eso es malo, pero puede que no sea un problema tan grande si todo el rayón proviene de bosques sostenibles. Lamentablemente, ese no es el caso.

Este año, 120 millones de árboles serán transformados en camisetas. Hasta el 40% de ellos serán cosechados en ecosistemas sensibles y de viejo crecimiento. Enormes hileras en el Amazonas, la selva de Indonesia y las selvas tropicales Boreales y Templadas de Canadá están despejadas y listas para llenar los estantes de las tiendas de ropa.

Pero empresas como L Brands están tratando de ayudar a desentrañar a la industria de la moda de los antiguos bosques del mundo. El movimiento fue propulsado por organizaciones activistas, incluyendo Canopy y Rainforest Action Network (RAN), que buscan preservar los ecosistemas que albergan especies amenazadas y comunidades indígenas. Es la iniciativa ambiental de más rápido crecimiento en la industria de la moda, según los expertos, y 2017 es el punto de referencia para el esfuerzo: 96 grandes marcas de moda han prometido limpiar sus cadenas de suministro a fin de año.

Con este esfuerzo, dicen los activistas, el 80% de todos los tejidos hechos a base de celulosa serán “rainforest-free”. Eso es una gran victoria para el medio ambiente y los nativos, y no podría haber ocurrido sin una gran estrategia que convenció a las grandes empresas de la moda.

“Somos más que una organización”, dice la directora ejecutiva de Canopy, Nicole Rycroft. Rycrot, una fisioterapeuta australiana, fundó Canopy en 1999. Ella se encontraba acampando en una cima lluviosa de la montaña, tratando de detener la tala, literalmente, cuando pensó “Debe haber un método mejor que este”.

“Fue un momento catalítico”, dice Rycroft. Se dirigió a las oficinas de las industrias, aprovechando su poder adquisitivo para llegar hasta el final de la explotación maderera. Comenzó con una franquicia: la serie de Harry Potter. Investigando las cadenas de suministro, aprovechando autores como J.K. Rowling, por la cual ya antes se había protestado, Rycroft consiguió que los editores hicieran de Harry Potter la serie más verde de la historia. Impreso en países de todo el mundo en papel certificado que ayudó a transformar la industria del libro.

Pero aun así la cantidad de árboles descendió. Fue entonces cuando se dio cuenta de que, con la producción de rayón creciente hasta un 14%, la moda era la siguiente gran amenaza para los bosques. “La industria es de 3 billones de dólares y va en aumento”, dice Rycroft. “Ese poder adquisitivo es masivo. Y la cadena de suministro del rayón está afectando a casi todos los ecosistemas forestales de todo el mundo”.

Así que, en 2013, Rycroft lanzó  CanopyStyle y comenzó a llegar a las marcas. Envió perros vigilantes para investigar operaciones como Toba Pulp Lestari Mill, que destruyó las tierras de propiedad comunitaria de Indonesia, dañando los medios de subsistencia de los habitantes locales que aprovechan los árboles para el fin lucrativo y amenazan el hábitat de los orangutanes en peligro, los osos y las cigüeñas.

La revelación de que sus telas provenían de esos negocios era chocante para las compañías de ropa, dice Claire Bergkamp, responsable de sostenibilidad y comercio ético en Stella McCartney. “Estábamos muy impresionados”.

Es comprensible que incluso los trajes ecológicos como los de Stella McCartney estaban en la oscuridad en cuanto a la fuente de su rayón. “Es una cadena de suministro muy compleja, dice Rycroft. “No hay ninguna transparencia”.

Pero en Stella McCartney, donde los tejidos reciclados, orgánicos y no procedentes de animales son materiales comunes, “se aprovechan de la oportunidad”, dice Berkamp. Al igual que Eileen Fisher, H&M y Zara que firmaron la promesa CanopyStyle antes, Stella McCartney se comprometió públicamente en 2014 a dejar de lado los productores de rayón que pulen los bosques antiguos. La compañía accedió a usar su considerable influencia para impulsar a sus proveedores a encontrar alternativas a esos materiales forestales.

Look de Stella McCartney, firma rainforest-free. Imagen vía Racked.

CanopyStyle trabajó en la causa porque Rycroft se dio cuenta de que podía exprimir “el increíble punto de presión” en la consolidación de la producción de rayón. Como resultado, el 75% de la oferta mundial es producida por tan sólo 10 empresas. Lo que le convierte en un grupo manejable para transformar. Hoy, nueve de esos diez, se han comprometido a seguir adelante sin afectar a la selva tropical.

Y hay más cambios que implantar. Rycroft informa que la empresa de Indonesia Toba Pulpa Lestari ha devuelto casi 13.000 acres de tierra a la comunidad local. Otros productores de rayón han ido mejorando sometiéndose a una verificación de terceros (llevada a cabo por Rainforest Alliance) para confirmar el abastecimiento responsable en todo el mundo.

A finales de febrero, VF, uno de los conglomerados de prendas más grande que abarca cerca de 30 marcas –The North Face, Timberland, Wrangler, Lee o Vans entre ellos- anunció que se uniría a L Brands y otros con su propio plan de rainforest-free. Precursores como H&M y Stella McCartney han cambiado completamente a tejidos molidos de bosques certificados como sostenibles por el Forest Stewardship Council (FSC). Y, junto con los productores, estas marcas están comenzando a desarrollar soluciones de fibras próximas: tejidos reciclados fabricados a partir de la cosecha responsable de bambú o paja sobrante de la producción de granos.

Aunque estos materiales no estén disponibles aún a escala comercial, la experiencia de Rycroft dice que será posible. “No había documentos ambientales disponibles antes de Harry Potter”, dice. “Ahora hay 40 de ellos”.

Por supuesto, no todas las marcas de moda son tan amigables con el planeta como Stella McCartney. Algunas necesitan un empujoncito. A través de campañas de activismo callejero, cartas y peticiones, esta organización crea una especie de pesadilla para las empresas que utilizan esos tejidos que provienen de las selvas tropicales. RAN ha apuntado lo que ellos llaman “Fashion Fifteen”: las 15 compañías más grandes que aún no han tomado medidas en cuanto a la destrucción de selva tropical se refiere.

“Se trata de marcas que han sido abordadas en múltiples ocasiones y no responden o no actúan”, afirma Brihannala Morgan, de la Organización sin Ánimo de Lucro de San Francisco.

RAN estuvo un año persiguiendo a Ralph Lauren con la ayuda de consumidores reclutados online a través de su campaña Out of Fashion. Por comentarios de Facebook, Tweets y 100.000 correos electrónicos, los activistas pidieron a Ralph Lauren que fuera a su mesa de negociaciones. En enero de 2017, Ralph Lauren se comprometió públicamente con la no producción de líneas hechas a partir de la destrucción de bosques y de los derechos humanos.

El siguiente es Abercrombie & Fitch. RAN espera convencer a la marca de seguir el ejemplo de H&M y Zara, sobretodo para dar ejemplo a los jóvenes consumidores. “Todos necesitamos ser educados sobre la destrucción que lleva a cabo el mundo de la moda y debemos presionar a esas compañías para que cambien la industria”.

Para los consumidores, eso puede ser difícil. Todavía no hay certificación para esa ropa “rainforest-free”, por lo que a la hora de comprar en una tienda no se puede ver si la prenda es de origen ético. El enfoque de RAN se basa en hacer llegar la palabra al público a través de comunicados de prensa, campañas en medios sociales y correos electrónicos. Y en el sitio web CanopyStyle podemos ver listas de marcas de moda que han prometido ser rainforest-free. Pero como dice Claire Bergkamp de Stella McCartney, “La única certificación que es viable en el área es FSC, y eso no es algo que los consumidores entiendan. Es el momento de pensar cómo comunicar esto, y el primer paso es hablar con los consumidores acerca de lo que es la viscosa”.

Este año, Nicole Rycroft se encuentra trabajando en una campaña que recluta marcas para hacer exactamente eso –concienciar al consumidor. Stella McCartney ya ha establecido esa base en una campaña online con la modelo Carmen Kass. En el vídeo, Kass se divierte a través de una aldea en miniatura mientras explica los problemas que hay detrás de la viscosa y cómo Stella McCartney lo está solucionando.

La modelo Carmen Kass para Stella McCartney. Vídeo vía Youtube.

Mandy Gull, la subdirectora de Cree First Nation de Waswanipi, también se pregunta acerca de los animales, “¿Dónde irán si destruimos sus casas?”. En Quebec, un vibrante bioma de pinos, abetos y alerces, 1.800 miembros de la tribu cazan, pescan y se alimentan de lo que atrapan.

El 90% de sus cazas de la tribu Waswanipi ya han sido interrumpidas por la tala de madera y papel. Y los caminos abandonados por la silvicultura, dice Gull, “abren los territorios tradicionales a la depredación y presencia humana. Siempre que ocurre la silvicultura, la minería la sigue”.

En 2015, Cree Nations convencieron al gobierno para conservar tres cuartas partes de los 3’2 millones de acres de Bosque de Broadback, el último asentamiento de Quebec. Ahora, el 10% restante está amenazado por una propuesta de fábrica de celulosa.

La medida, según ella, también preservará el hábitat para los bosques en peligro y mantendrá el carbono que se encuentran en ellos. En sus esfuerzos los Waswanipi han obtenido “toneladas de apoyo de un aliado que tan pronto podría haber sido un adversario: las mismas marcas de moda que dependen de la disolución de fábricas de celulosa para tejidos. Después de que 80 compradores de moda se reuniesen con Gull en una cumbre de Canopy en Nueva York el pasado otoño, las compañías de ropa enviaron cartas al primer ministro de Quebec diciéndole que no comprarían productos que provinieran de los bosques de Quebec

Cree First Nation de Waswanipi. Imagen vía Flickr.

En una industria tan competitiva, es un esfuerzo con beneficios duraderos para el planeta Tierra. Como dijo Cecilia Strömblad Brännsten, experta en negocios de sostenibilidad de H&M, “nos damos cuenta de que la industria necesita colaborar para que el cambio ocurra. Tenemos un poder muy grande y juntos podemos cambiar las cosas”.

 Fuente del artículo: Racked.

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