Solo conseguiremos resultados midiendo el daño que se ha hecho al planeta y buscando una sostenibilidad económica, social y medio ambiental más allá del simple “cuidado-tirita”, un cuidado que ponga la salud del planeta y los seres vivos que lo habitan en el centro de la ecuación. Las empresas no pueden seguir diciendo que son “eco-responsables” sin una auténtica transparencia y “datos contrastados de mejoras”.

Por Gema Gómez, Directora de Slow Fashion Next.

En este caluroso verano en Madrid nos vamos dando cuenta de cómo el cambio climático va expresándose con mayor fuerza en España, donde de media las temperaturas han subido 2º (¡¡¡en Ciudad Real 3,5º!!!) en las últimas décadas y las olas de calor son más intensas en temperatura y prolongadas en el tiempo en duración.

Con este calor, continúo con mis reflexiones sobre “hacia dónde va la industria de la moda” en temas tan complejos como sobre cómo se va a integrar la tecnología y los cambios que necesita este sector para llegar a ser sostenible.

Vestido de Susana Álvarez  100% orgánico a base de lana española de Merino sostenible de la empresa española dLana y GreenCeel, y Diadema de Lucía de Gustín combinando la impresión 3d con el trabajo artesanal utilizando plástico biodegradable (PLA) para la impresión de la base y lana merina autóctona de dLana para el crochet. Ejemplos de empresas del presente y el futuro de diseño local y artesanal que utilizan materias sostenibles. Imagen vía Boga Novias Magazine y Veinte y Siete.

Hace un par de semanas estuvimos en uno de los encuentros que Modaes está llevando a cabo a lo largo de todo el año para celebrar sus 10 años. El encuentro fue muy interesante y como en otras ocasiones nos hemos ido encontrando con amigos como Mikel Feijoo de SKFK (antiguo Skunkfunk) y Victoria de Pereda Responsable de Sostenibilidad del Instituto Europeo de Diseño, entre otros. Como decía, el encuentro fue interesante y no absento de visiones encontradas. Desde mi perspectiva esto es positivo porque solo en la medida de que somos capaces de diferir, seremos capaces de poner nuestras neuronas en marcha y encontrar nuevas soluciones a los grandes retos que se avecinan.

En este enlace podéis leer algunas de las ideas que se compartieron durante la mañana y yo voy a contaros dos comentarios que no me parecieron afortunados y que como allí no pude comentar, los uso para seguir aquí mis reflexiones 🙂

Uno de ellos fue que solamente un 0,5% del sector se encontraba en condiciones de trabajo “indignas”. Lo comentó uno de los presentes que lleva 20 años trabajando en fábricas. Yo hace tiempo que no viajo a ellas, la mayor parte viajo a talleres españoles, pero aprovechando el contacto directo que tengo con la Campaña Ropa Limpia en España, le pregunté a Eva Kreisler y esto fue lo que me dijo:

Estaría bien saber qué estudio han hecho o en qué investigación se basan para sostener ese dato tan absurdo. La irregularidad del sector, la falta de transparencia y el turnover de fábricas y países en todo el mundo hacen muy complicado conocer con precisión el número de personas y fábricas donde se producen irregularidades y abusos. El hecho de que miles de personas, probablemente millones de mujeres, no tienen ni siquiera relación contractual con las fábricas donde trabajan o que ni siquiera en Bangladesh -que probablemente haya sido el país asiático (y del mundo) más estudiado y sometido a escrutinio desde que sucedió el Rana Plaza- haya datos inequívocos del número de fábricas que existen, me hacen pensar que se ha sacado ese porcentaje de la manga.

Por si ayuda: si ese 0,5 % se aplicase exclusivamente en Bangladesh, no tendríamos las más de 1600 fábricas inspeccionadas por el Accord.

Ni siquiera existe unanimidad sobre el número de fábricas que operan en ese país, muchas aparecen y desaparecen a velocidad de vértigo.

Según ese informe, en Noviembre de 2014 (Rana Plaza fue en 2013) habría 3,498 fábricas miembros del BGMEA (hay muchas más no miembros del BGMEA). Ni por asomo se acerca al % que se han referido.

No creo que tengamos publicado un porcentaje concreto del número de fábricas donde se producen violaciones de DDLL y DDHH pero pensaré en algún informe reciente que pueda servir. De hecho, es bien conocido que la situación de explotación en el sector es sistémica y no la circunscribimos a un país concreto donde las empresas deslocalizan la producción ni una marca ni un proveedor.

La verdad, me extraña que hayan hecho ese comentario siendo tan consciente de la problemática del sector y sabiendo que en general no hacen oídos sordos cuando les contactamos… no sé cómo puede defender esa afirmación.

Otro desafortunado comentario vino de una Directiva de otra de las empresas que estaban allí que dijo que “los jóvenes deberían creer a las empresas y no tener sentido crítico”. Para la gente que como yo amamos profundamente la educación, la sensatez, el sentido crítico y la buena información, sabiendo además la urgencia medioambiental en la que estamos sumergidos y en la que estamos metiendo a las generaciones que vienen detrás, este tipo de comentarios nos dejan un mal sabor de boca.

¡Qué diferente sería escuchar a las empresas decir: ” sabemos que no lo hacemos bien y nuestro compromiso con los que vienen detrás es total y por ello vamos a reducir nuestras emisiones X (con transparencia dando cifras concretas) este año, X el año que viene y así, aunque tengamos que renunciar a los márgenes tan grandes que disfrutamos”. Desafortunadamente eso no se escuchó en ningún momento.

Desde mi perspectiva, cualquier modelo de negocio que no se comprometa 100% con la supervivencia de los que vienen detrás debería desaparecer. 

Fantástico reportaje de Moda Sostenible que ha llevado a cabo la periodista Belén Kayser para Marie Claire España y del que hemos tenido el honor de formar parte.

En este artículo de opinión de Modaes, se intenta explicar qué significa ser “eco” y comenta que la propia supervivencia del sector está en juego.

Personalmente diría que lo que realmente está en juego es mucho más importante que un sector, es la propia supervivencia de nuestra especie.

Y vosotr@s ¿qué pensáis? ¿creéis que el modelo fast fashion puede ser sostenible? ¿qué le hubierais dicho a estas empresas si hubierais tenido la oportunidad? ¿cómo pensáis que deben de ser los negocios de moda del siglo 21?

Acordaos que si sois tan apasionad@s como nosotras por estos temas y queréis aprender en profundidad sobre ellos, en nuestros cursos hacemos fáciles todos estos conceptos. 

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