Por el equipo Slow Fashion Next.

Imagen de portada: Campaña de Martine Jarlgaard London.

A lo largo de este mes de semanas de moda, las pasarelas se inundan de nuevas colecciones a diario. Pero más allá de las tendencias recicladas, ¿cómo será el futuro de la moda? Los diseñadores están desarrollando nuevas soluciones para la ropa del mañana. Lo vemos en el siguiente artículo.

En una época de avances escalofriantes e increíbles descubrimientos científicos, la moda ha hecho un progreso muy pequeño en los últimos cien años. Mientras se imprimen órganos artificiales y se prueban con éxito los cohetes comerciales, una camiseta básica tiene que implicar la cosecha, el peinado, el hilado y la tela hasta dar con la prenda final. Más tarde, debe ser empaquetada, despachada, desempaquetada y vendida.

De acuerdo con los números publicados en 2014 por D&B Hoovers, una empresa estadounidense de investigación de negocios, la industria de la moda vale más de 1,2 billones de dólares en todo el mundo. Sin embargo, en comparación con el diseño de producto, el cual experimenta más con nuevos materiales o procesos, o el arte, que abarca y explora las nuevas tecnologías, la moda parece más una reliquia que una industria vital.

Las pasadas semanas de la moda de Nueva York y Londres mostraron que la moda está anclada en el pasado, tanto en tendencias como en innovación. Ideas obsoletas, como vestidos florales, abrigos, terciopelo y cortes asimétricos han reinado las pistas de Otoño/Invierno 2017 hasta ahora, y hay pocas esperanzas de que Milán y París nos muestren alguna novedad.

Looks de New York Fashion Week Fall-Winter 2017. Imagen vía TheDvine

Hay otro fuerte argumento para el cambio en el mundo de la moda: La industria de las prendas de vestir son el segundo mayor contaminador del mundo –justo después del sector petrolero. Cada año se consumen 7.75 billones de litros de agua en la industria de la moda y 70 millones de barriles de petróleo para producir poliéster.

En este alarmante contexto, algunos diseñadores e investigadores están desarrollando estrategias de vanguardia para que la moda ocupe un puesto de pionera visionaria.

Cultiva tu propia ropa

Con la ayuda de un biólogo, la investigadora británica Suzanne Lee, ha comenzado a desarrollar un nuevo método de producción de material llamado BioCouture, que utiliza bacterias para hacer crecer una tela.

El procedimiento es bastante simple: prepara hasta 30 litros de té y añade un par de kilos de azúcar mientras todavía está caliente. Luego se vierte en el organismo vivo con ácido acético. Con la termoregulación adecuada, obtiene una capa de tejido grueso en dos o tres semanas que tiene que secarse adecuadamente, ya que la mayor parte de su composición es agua.

Una pieza realizada por Suzanne Lee con su técnica BioCouture

El resultado es una ligera capa, similar a un papel, la cual Lee describe como “cuero vegetal flexible”. No deja residuos, es completamente renovable y se puede descomponer si fuese necesario.

En 2010, BioCouture de Lee fue incluida entre las 50 principales innovaciones por la revista Time. “Lo que intento es dar al material las cualidades que necesito. Y lo que querría es dar a las bacterias las órdenes de hilar y alinear mientras se forma el producto en 3D”, dijo Lee en su charla de TED.

Su investigación despertó un gran interés en la industria e inspiró a otros. El año pasado, más de 10 diseñadores que habían construido sus productos con su misma idea, mostraron su trabajo durante Biofabricate, una cumbre anual sobre diseño, biología y tecnología, fundada por Lee y respaldada por Adidas.

La cadena invisible de agonía

Los tejidos son apenas el principio de toda la cadena que termina con la ropa apilada en los almacenes. Esto es invisible para la mayoría de los clientes, y sólo se hace evidente cuando ocurre un accidente –como ocurrió en 2013 cuando el edificio Rana Plaza se derrumbó en Bangladesh, perdiendo la vida 1.129 trabajadores de esos talleres de fast fashion.

El prototipo de Rokusek pretende ofrecer una alternativa a los talleres

“Hay mucho dolor en la industria”, afirma Petr Rokusek, un empresario checo cuyo objetivo es liberar la moda de la labor humana. O al menos ofrecer una alternativa a la estructura tradicional.

Su máquina, que todavía está en la fase de prototipo, utiliza un avatar digital personalizado que almacena información sobre el usuario para así poder proyectar y apropiarse de cualquier diseño del futuro usuario. Una vez que el cliente confirma el pedido, el propio dispositivo puede imprimir y cortar el tejido.

Este enfoque no es realmente nuevo, pero el gadget de Rokusek va un paso más allá: Gracias a los brazos robóticos, puede soldar piezas y juntarlas sin el uso de hilo o aguja. Y, ya que crea las prendas a petición del cliente, sólo hace la cantidad exacta de prendas requeridas.

La diseñadora Monika Drapalova utilizó el dispositivo de Rokusek para su colección presentada durante la Semana de la Moda de Praga el otoño pasado

“Lo que estamos haciendo puede interrumpir y descentralizar completamente la industria de la moda”, afirma Rokusek. A lo que añade que el dispositivo aún está lejos del uso doméstico, pero su futuro es seguro: “Mira la industria automovilística, todo el proceso está robotizado, imagina si el sector de la moda se desarrollase igual…”.

Aunque la mayor parte de las prendas destinadas al consumo se producen realmente en condiciones inhumanas, muchas casas de moda y marcas de lujo se esfuerzan por arreglar la situación.

Cuando lo virtual se vuelve real

Martine Jarlgaard decidió establecer su marca para cambiar la realidad de la industria tras trabajar para compañías como Vivienne Westwood o Diesel. “Creo que el gran ritmo de la moda, el mercado tan saturado y la desaceleración del crecimiento, han creado una construcción altamente inestable. La creatividad, la originalidad y la diversidad están sufriendo las consecuencias”, dice. “Con pre-colecciones y cada vez un mayor número de semanas de moda, ferias y eventos, la moda está experimentando una especie de inflamación”.

Además del hecho de que ella produce todas sus prendas en Europa y con materiales de origen ético, Jarlgaard se hizo conocida por cuestionar la propia institución de la moda. “A menudo me pregunto: ¿Dónde está la Tesla de la moda?. Con mi trabajo quiero impulsar la tecnología y fomentar la curiosidad y la exploración más que la pasividad”.

Una pieza de la colección de Martine Jarlgaard, revelada a través de la realidad aumentada durante la Semana de la Moda de Londres

Durante la pasada Semana de la Moda de Londres de septiembre, no reveló su última idea en la pasarela, pero utilizó la realidad aumentada y gafas 3D: “Experimentar una colección en tres dimensiones es óptimo para ver las piezas como esculturas completas. También es muy ventajoso para que la colección se pueda mostrar repetidamente sin depender de una extensa producción del espectáculo”.

La existencia de las semanas de la moda ha sido desafiada incluso por las revistas de moda, señalando que en la era de las redes sociales y el acceso instantáneo, toda la estructura que ha existido por más de 70 años es bastante demodé. “Los desfiles de realidad mixta son una ventana para un futuro más interactivo y exploratorio, en el que los consumidores se sienten atraídos hacia las experiencias, la ética, la autenticidad y la visión, que va más allá de la mera estética. Creo que este es el futuro y que cada vez más marcas se darán cuenta de ello”, explica Jarlgaard.

¿Qué camino tomará la moda del futuro?

Si bien todas las invenciones mencionadas anteriormente parecen emocionantes, hay un largo camino desde la idea hasta la implantación. Petr Rokusek explica por qué: “Imagina que has inyectado cientos de miles de millones de dólares en una infraestructura, supongo que no querrías dejar ese sistema aunque supieras que funcionaba mal a tantos niveles. Por ejemplo, todavía conducimos coches de gasolina a pesar de que los automóviles eléctricos llevan desde los años 60 con nosotros”.

Una cosa es segura: no será fácil abandonar lo viejo y aceptar lo nuevo. Para Martine Jarlgaard, alejarse de la cultura basada en la ganancia y el rendimiento podría ser el primer paso en la dirección correcta. “Los experimentos sin éxito y los errores son una parte esencial de la innovación y la creatividad, que es donde encontraremos las soluciones más necesarias”.

Imagen de campaña de Martine Jarlgaard London. Imagen vía ThechStyler

Lee, Rokusek y Jarlgaard representan un mero fragmento de las innovaciones del mundo de la moda. Proporcionan la esperanza de que las soluciones puedan ser sólo un microbio o un dispositivo.

Fuente del artículo: Deutsche Welle.

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