Nos adentramos en el mundo de los tecnicismos para encontrar claridad en dos conceptos que parecen muy semejantes pero, ¿lo son? En medio de la creciente conciencia ambiental y la búsqueda de alternativas sostenibles, los términos “biodegradable” y “compostable” se han vuelto omnipresentes en productos y materiales.

Por el Equipo Slow Fashion Next.

Imagen de Portada: Pantalones compostables de FREITAG.

Compostable vs Biodegradable: Diferencias claras y significativas

Durante los últimos meses, y dentro de la campaña europea por erradicar el uso de las bolsas de plástico y en pro de fomentar una Economía Circular, hemos sido testigos de cómo muchos tecnicismos se colaban en nuestras compras habituales. Biodegradable o compostable han sido algunas de las palabras más estampadas en la superficie de las bolsas de plástico y tampoco nos extraña verlos asociados al nombre de numerosas fibras textiles o materias primas naturales en nuestros productos (como es el caso de los pantalones compostables de Freitag que ilustran la portada este artículo) pero, ¿realmente sabemos diferenciar estos términos?

En general, hacen referencia a los procesos por los que estos productos o materiales han pasado en el proceso de fabricación y nos dan una información muy importante sobre cómo se debe gestionar el final de su ciclo de vida para poder descartarlo de forma adecuada y en el sistema de gestión de residuos que le corresponda.

Bolsa de plástico biodegradable de la marca SKFK
Bolsa de plástico biodegradable de la marca SKFK

Qué es Biodegradable

Un material “biodegradable” es aquel que puede descomponerse en elementos químicos naturales por la acción de agentes biológicos como las bacterias, las plantas o los animales, junto con otros agentes físicos como el sol o el agua, en condiciones ambientales que se dan en la naturaleza y que transforman estas sustancias en nutrientes, dióxido de carbono, agua y biomasa. Es decir, compuestos simples e inocuos que sirven de nutrientes en el medio.

En este proceso, el material se va fragmentando en piezas cada vez más pequeñas hasta que finalmente no queda evidencia física de su existencia.

Por ejemplo, el lino y el algodón son dos materiales que tardan entre 1 y 5 meses en biodegradarse, mientras que para la lana, este tiempo puede ser de entre 1 y 5 años. Sin embargo, donde más veces nos encontramos este término es en el campo de los plásticos, como es el caso del PLA (ácido poliláctico), creado a partir de la fermentación de fécula de maíz, trigo o patata y que pueden tardar en biodegradarse más de 20 años en la naturaleza.

Que este tiempo sea mayor o menor depende, en gran medida, de los tratamientos y procesos a los que hemos sometido el material y que si no elegimos bien, pueden incluso llegar a impedir su biodegradación completa al aportar compuestos que no son asimilables por el medio (es decir, no son inocuos).

Volviendo al caso del algodón, el material por sí mismo es biodegradable, pero si le hacemos un tratamiento que incluya metales pesados (como por ejemplo, una tinción), por mucho que aparentemente continúe siendo biodegradable, las sustancias químicas que se producen en su descomposición son contaminantes.

Foto 1 Joyería de Helena Rohner hecha en PLA un plástico biodegradable
Joyería de Helena Rohner hecha en PLA un plástico biodegradable

Qué es Compostable

Por su parte, que un material sea “compostable” significa que puede ser degradado por la acción de organismos (es decir, biológicamente) produciendo dióxido de carbono, agua, compuestos inorgánicos y biomasa en un periodo de tiempo controlado.

En la naturaleza, esta transformación ocurre de forma constante dando lugar al humus (una tierra de color oscuro con un característico olor que nosotros asociamos “a bosque”) y es esencial para el correcto mantenimiento del ecosistema.

El compostaje se realiza normalmente como un proceso de aceleración controlada de la descomposición de restos orgánicos y el producto que se obtiene se conoce como composta.

El tiempo que un material tarda en ser compostado depende, entre otros factores, de los organismos descomponedores que participan en el proceso (si son microorganismos, macroorganismos como las lombrices, etc.), la temperatura y la humedad. Así, nos encontramos con materiales que pueden ser compostados de forma doméstica e industrial y otros que sólo pueden ser compostados de forma industrial (en plantas donde la temperatura es mayor y más estable y la humedad está más controlada, creando entornos más favorables al proceso).

Para poder unificar criterios en la denominación de este tipo de productos, el Comité Europeo de Normalización (CEN) editó la norma EN 13432 titulada: “Requisitos de los envases y embalajes valorizables mediante compostaje y biodegradación. Programa de ensayo y criterios de evaluación para la aceptación final del envase o embalaje”. Según esta norma, para que un material sea considerado compostable debe cumplir los siguientes criterios:

  1. Degradar al menos un 90% de su masa total en un plazo máximo de 6 meses.
  2. Estar completamente fragmentado en partículas de tamaño inferior a 2mm x 2mm después de 12 semanas.
  3. Controlar la ecotoxicidad del humus y cumplir con los estándares detallados.
  4. No contener metales pesados.

La compostabilidad se convierte de esta forma en uno de los conceptos más interesantes para la sostenibilidad, ya que gestiona el fin de vida del producto con un enfoque circular “de la cuna a la cuna”. Por este motivo, resulta útil conocer los sellos que nos podemos encontrar cuando hablamos de este tipo de materiales y que nos aseguran que la elección que estamos haciendo es una elección segura.

Certificaciones compostabilidad globales
Algunas de las certificaciones más empleadas en compostabilidad a nivel global. Fuente propia

Diferencias entre biodegradable y compostable

La respuesta radica en su descomposición y el tiempo que lleva. Mientras que los productos biodegradables se descomponen de forma natural a lo largo del tiempo, los productos compostables tienen la capacidad de descomponerse completamente en un período de tiempo relativamente corto bajo condiciones específicas de compostaje.

La diferencia clave radica en el proceso de compostaje. Los productos compostables están diseñados para descomponerse eficientemente en un entorno de compostaje industrial o doméstico, donde se controlan factores como la temperatura, humedad y nutrientes. En este proceso, se convierten en nutrientes ricos en el suelo, sin dejar residuos tóxicos.

Por otro lado, los productos biodegradables se descomponen a través de procesos naturales sin requerir condiciones de compostaje específicas. Sin embargo, su descomposición puede llevar mucho más tiempo y puede generar subproductos que no son necesariamente beneficiosos para el medio ambiente.

Podemos afirmar que la diferencia clave entre biodegradable y compostable radica en la velocidad y eficiencia de descomposición, así como en los subproductos generados. Al elegir productos sostenibles, es importante entender estas diferencias y optar por aquellos que se ajusten a nuestras necesidades y a los sistemas de compostaje disponibles. De esta manera, podemos tomar decisiones más informadas para minimizar nuestro impacto en el medio ambiente.

El camino hacia un Futuro Sostenible: Compostables o Biodegradables

En nuestra búsqueda por reducir la huella ambiental, los materiales compostables y biodegradables emergen como aliados clave. Su capacidad para descomponerse de manera más eficiente y segura nos brinda la oportunidad de transformar la manera en que producimos y consumimos. Al elegir conscientemente estos materiales, estamos contribuyendo a un futuro más limpio y saludable para nuestro planeta, donde la sostenibilidad es el pilar central de nuestras elecciones.

El Impacto Ambiental de la Elección de Materiales

Con todo esto en mente, podemos afirmar que un material biodegradable no siempre es compostable pero un material compostable siempre es biodegradable. Asimismo, un material biodegradable puede tardar mucho tiempo en descomponerse en la naturaleza, por lo que el hecho de que sea biodegradable no justifica que deba ser desechado sin cuidado.

Volviendo al caso del PLA del que hablábamos antes, este mismo material en una planta de compostaje industrial puede ser degradado entre 30 y 60 días.

En futuros artículos hablaremos de otro tipo de materiales interesantes, los bioplásticos, y en concreto qué son y cómo se gestionan sus residuos para poder tomar mejores decisiones y reducir nuestros impactos medioambientales.

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